viernes, 10 de febrero de 2017

¿Cómo practicar idiomas? Ich schenk dir mein Mann

La destreza con los idiomas no solo se logra cuando uno deja de tener miedo a equivocarse, sino que se pierde con facilidad cuando uno deja de practicarlos. Para lograr interiorizar una lengua, debemos mantenerla "viva" en nuestro día a día. Se trata de mimetizarla con nuestras rutinas y no de crear artificialmente momentos para estudiar. Claramente, si logramos esto último, reforzaríamos aún más ciertos aspectos de la lengua que tienen que ver con la memorización, como pueden ser la gramática o un creciente vocabulario. Pero lo malo de la creación de escenas artificiales en nuestra vida cotidiana es que éstas pueden convertirse en una especie de obligación que nos dé pereza y nos haga perder el interés, porque hay que buscar un momento y un tiempo que quizás no tengamos.
Por ello me gusta combinar el idioma con una rutina cualquiera que ya de por sí haga sin que me apunten con una pistola en la cabeza y que además me guste. Por ejemplo: Me gustan las películas. ¿Por qué no verlas en inglés? Y si encima lo hago mientras plancho o cocino, no solo habré realizado una tarea "necesaria", sino que me habré dado un "capricho", ver la película; y además habré aprovechado para practicar inglés.
¿Tienes que conducir? Pon música, lo creas o no, no solo te mantiene despierto en horas intempestivas a un volumen medio, sino que al intentar cantar mentalmente (o no tan mentalmente) mueves las cuerdas vocales intentando imitar la pronunciación.
Pero ¿qué pasa cuando quieres practicar un idioma no tan común? Tranquilo, ¿te gusta leer? A mi también, por eso intercalo libros en otras lenguas entre mis lecturas. ¿Qué leer? Pues depende, si estás empezando  a aprender ese habla, prueba con cuentos infantiles, luego con juveniles y finalmente con novela romántica o policiaca (según tus gustos).
Si disfrutas más con los amoríos que con los cadáveres y tienes un nivel medio de alemán "Ich schenk dir mein Mann"  de Claudia Keller podría interesarte. Nuestra protagonista es Hanna, una mujer aparentemente afortunada, casada con un hombre de estudios, con dos hijas maravillosas y una casa divina y estupenda en la que no le falta nada de nada. Todo marcha de perlas hasta que poco antes de celebrar su vigésimo octavo aniversario de boda se entera de que su marido la está engañando. En ese momento, intenta cambiar caserón con marido incluido a cambio de una casa normal y corriente. Es una novela bastante chistosa y entretenida. Nada que te haga más inteligente, pero  está bien para llevártelo a la playa y aprovechar del solecito y la brisita.
¿Ustedes también leen en otras lenguas? 
¿Aplican alguna de estas "técnicas" en su aprendizaje? 
Me encantaría que compartiesen su experiencia. 

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