domingo, 18 de diciembre de 2016

El vuelo de Íkaro

Íkaro es un personaje mitológico que vuela con unas alas prefabricadas, del Ikea de aquella época. Las monta sin mirar las instrucciones todo valiente él, empieza a volar intrépido como el que más, se olvida del protector solar y se achicharra todo todito todo. Antes de que le dé tiempo de ir a por el after sun que tiene en la nevera o a cortar un gajo de pita sábila al jardín, se le derriten las alas, se cae al mar, se lo come sin querer un tiburón vegetariano con todo el cargo de conciencia que te puedas imaginar y se acabó la historia.
¿A que es bonita? Romántica a más no poder.
Igual se me ha escapado algún detalle, como el nombre de las alas, pero la historia original es así...más o menos.
En el libro de Raymond Queneau no hay Ikea. Siento desvelarlo, pero no quiero crearles falsas expectativas. Y a Íkaro le gusta empinar el codo. Sí, sí, como lo oyen. Le da al drinki drinki, coge las alas y se larga el muy capullo. Pero no aparece ni por el Sol ni por la Luna ni por ningún lado. Aunque el autor solo lo busca en el planeta Tierra, todo hay que decirlo. El autor se pasa la novela buscando al personaje que ha creado y que ha desaparecido de sus páginas como por arte de magia. Contrata a un detective, porque el caso lo requiere. Hay sospechosos, cosas que no son lo que parecen y si bebes no conduzcas. Al final pasan cosas...como en todos los libros. Cosas que no contaré por respeto a la DGT.

No hay comentarios:

Publicar un comentario