domingo, 11 de diciembre de 2016

Como agua para chocolate

Un recetario mágico en el que el amor se convierte hilo conductor. Las emociones son la materia prima de los platos y la rabia causada por las injusticias se traduce en gastroenteritis.
Un matriarcado muy poderoso y una tradición absurda provocarán el martirio de la joven Tita, criada entre fogones y con un don especial para la cocina.
La figura materna es muy similar a la de la madre en "La casa de bernarda alba" o en "Cita con la muerte" de Ágatha Christie. La influencia de la progenitora causa desasosiego e infelicidad, pero es imposible escapar de su control. Una actitud despótica que impregna el ambiente y causa incluso miedo. Se trata de un poder que va más allá de la vida y de la muerte. No se puede escapar de su embrujo.
Aún así, Tita desafía a su madre con la ayuda de sus platillos. Cocinados con sus sentimientos más viscerales, logran expresar su estado de ánimo, su fuerza interior, su lucha continua por alcanzar la felicidad que una estúpida tradición le arrebata. Es un pulso a muerte en el que ambas muñecas se parten, pero siempre quedará la otra mano. Porque, pese a la tristeza y al sufrimiento, el amor es el eterno vencedor. El único hechizo que surte efecto, le pese a quien le pese. 

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