sábado, 12 de octubre de 2013

¿Mercurio, cuándo has pasado de moda?

Una se casa en Punta Cana en vaqueros y con unas botas negras de infarto. Quizás poco apropiadas para el evento, pero más favorecedoras que un vestido blanco, seguro. Hemos de recordar que los limones son muy chiquitines; y verlos con un vestido largo y pomposo sería una horrible pesadilla (Como si las pesadillas pudieran ser hermosas).
Por supuesto, se trata de una ceremonia civil oficiada por un caballero conocido. El señor Pistacho. Equipado con la siguiente indumentaria: americana azul, corbata a juego, calcetines blancos, zapatillas deportivas del mismo color y un kilt escocés (Es que los cuadros están de tendencia). Para completar el look, un taburete de tres patas sobre el que estaba sentado mientras ordeñaba una cabra enana. La cabra no tenía nombre, pero juraría que se llamaba Camila. Tenía pinta de eso.
Mi novio novia: Una tortuga boba (se llama así la especie, no quiero insultar a nadie) con unas envidiables pestañas me sonríe. Y los invitados...¡Una élite! Entre las eminencias que asistieron al banquete se encontraban: Obelix y Mafalda que estaba enfadada porque de primero había sopa.
Cuando nos disponíamos a vivir una vida en armonía juntos nos persigue la interpol. Somos sospechosos de habernos casado por conveniencia para que mi esposa pudiese seguir perteneciendo a una de las especies protegidas y, de esta manera, salvarse de los cazadores furtivos.
Aún no habíamos empezado la luna de miel y ya teníamos a los detectives pisándonos los talones. ¿Qué hacer en estos casos? ¡Llamar al "Equipo A", por supuesto! Nos sacaron de la República Dominicana en un dragón que iba cambiando de color (rojo, verde, violeta o amarillo) según fuera mejor uno que otro para el camuflaje.
¡Qué dolor de cabeza! Menos mal que era un sueño. De los emocionantes, pero un sueño después de todo. Se nota porque yo no hubiese invitado a Mafalda...seguro que fue ella la que se inventó lo del matrimonio de "inconveniencia".
Pipipipi: El termómetro marca 35º, pero tiene que estar mal. Seguro que tengo fiebre, así que voy a la farmacia:
-¡Hola Lemon! Todavía no nos ha llegado la crema. (Sí, en la farmacia me conocen porque me gasto más en drogas recetadas que en ropa).
-No vengo a por eso. Quiero un termómetro. Pero no de esos que suenan, sino de los otros: Los de "toda la vida".
-¿No te gustan los digitales?
- No. Creo que no son de fiar. Tengo fiebre y me marca 35º  el que tengo en casa.
-Puede que no tengas fiebre y solo sea malestar.
-Ya...claro. ¿Y por eso me he casado con una tortuga? ¿Me deja un termómetro de los de mercurio?
-Es que ya no los fabrican.
-¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿Cómo???????????????????????????
- Es que el mercurio era bastante venenoso y, como las madres le ponían los termómetros en la boca a los chiquillos, los han retirado...
- Ya, bueno ¿pero sabe dónde podría encontrar uno de esos todavía?
- Ahora hay unos más gorditos con Galio que...
-¡Ese es de los "de toda la vida"! Lo que yo quería.
-Pero no tiene mercurio.
-¡Da igual! Me llevo este con sucedáneo de mercurio que me hace el apaño. Y deme mucho paracetamol que no quiero dormirme así. Despertaría en mi noche de bodas y no me va la zoofilia por muy bonitas que sean las pestañas y por más encantadora que tenga la sonrisa.
El farmacéutico accede con cara de poker.