sábado, 27 de julio de 2013

Llega tarde para poderte esperar...


...si te das prisa, quizás, no llegues jamás.

El domingo volvía del aeropuerto de despedir a un pirata que prefiere los pájaros voladores a los galeones. Como todas las despedidas esta no podía dejar de ser agridulce: Se iba, pero nos volveremos a ver.
Entre sonrisas y lágrimas tácitas tomé el interurbano. Parecía que me aguardaba a la puerta para que no fuese tan duro el "hasta luego".
Este transporte ha sido testigo de grandes momentos de mi vida; el lugar en el que he tenido grandes revelaciones, reflexiones y trabes mentales varios. Y es que tener tiempo es lo peor, pues te da por pensar...aunque no hay que culpar al tiempo, pues, en ocasiones, aunque no dispongamos de él, nos excedemos en pensamientos.
Sin ir más lejos, ese mismo domingo, al ver que íbamos por el tercer carril de la autopista a una velocidad endemoniada tomé consciencia de la situación. Pensé en lo que podría pasar, en que no llevamos cinturones de seguridad y en lo fácil que sería salir disparado si se produjese un frenazo, sin necesidad que hubiese un accidente. Para tranquilizarme me repetía lo seguro que es el transporte público.
Y, como si alguien me leyese la mente y el destino me quisiese dar una lección, la velocidad disminuyó estrepitosamente hasta quedar totalmente parados. En mis cascos sonaba una canción titulada Ferrol. No había muchos coches delante de nosotros. De hecho, solo había una moto volcada a la izquierda y su conductor al otro lado. En un "plis plas" varios chalecos reflectantes apartaron la motocicleta y todos pedazos que de ella se habían desprendido. Una vez despejado el camino continuó el viaje.
Todo había quedado en un susto  que el pasado jueves se convirtió en recuerdo.

¿Por qué desconfiamos de conductores que tienen complejo de Fernando Alonso y, 
sin embargo, nos quedamos dormidos cuando el chófer es el mismísimo Ghost Rider 
simplemente porque es el transporte público?

Las prisas no llevan a ningún sitio al que, personalmente, quiera llegar.
Pues a los que en ese lugar ya habitan no los vamos a ver jamás.