lunes, 24 de diciembre de 2012

La Ilíada

La historia de una larga guerra. Con muertos, heridos, lágrimas, vencedores y vencidos.
Una pugna que comienza con un pequeño detonante sin sentido, como casi todas las contiendas.
Mucha sangre y muchos héroes caídos justo cuando mejor te caen. Cuerpos esculturales que una va imaginandose conforme la trama avanza y que de buenas a primeras pasan a ser el recuerdo de otros personajes. Pero no solo las mujeres sufren la pérdida de sus hijos, amantes, padres y maridos. Nada de eso. También los compañeros  de lucha y los dioses que desde el Olimpo, expectantes, no pueden evitar involucrarse en semejante pleito.
Así pues, estos últimos desempeñarán un papel crucial en toda la trama. Observan desde un palco comiendo ambrosía de la buena (no es Tirma, pero casi*). Unos se ponen de parte de los romanos y otros prefieren a los griegos. Y como si de un Madrid-Barça se tratase pujan por sus favoritos. Lejos de quedarse quitecitos en sus tribunas, ayudan a sus privilegiados. Unos poderes sobrenaturales por aquí un romance divino por allá hacen que la novela sea de lo más entretenida. Se trata pues de unos dioses plenamente humanizados, de los que se enamoran, se emborrachan y se pelean.

Ahora bien, en estas 411 páginas aparecen más de un centenar de personajes aunque solo sea para morir entre terribles sufrimientos. Indivíduos con unos rasgos muy definidos que encierran una historia, aunque en este libro no se cuenten. Pero a su vez esas "aventuras no expresadas" se reflejan en el brillo del relato. Para percatarnos de estas alusiones debemos tener unas nociones básicas de mitología clasica, pero si no es así podremos disfrutar de la obra de igual manera, pues iremos descubriendo las características de cada personaje durante el transcurso de la novela.
Otro rasgo distintivo de la obra de Homero es el lenguaje plagado de epítetos, sinónimos y alusiones de todo tipo. Esta característica, si bella, puede hacernos perder un poco el hilo de la argumentación. Pero, en mi opinión, merece la pena dedicarle tiempo, el tiempo que se merece, simplemente por lo hermosas que son las concadenaciones de las palabras, de las frases, de los párrafos. Un ritmo rococó, diría yo. Tan lleno de detalles que es imposible dejar de releer (de hecho, es la segunda vez que lo leo y puede que no la última). En cuanto a su distribución, se trata pues de un único poema dividido en varios libros. Pequeñas historias dentro de una grande.
En mi opinión, es un libro que toda persona debe leer antes de morir, a las puertas del infierno más tardar. Pero esta es una afirmación subjetiva que carece de persuasión alguna. Pues reconozco que no es un libro fácil de leer, que tiene muchas palabras algo desfasadas en el terreno escrito y completamente erradicadas de la jerga oral. Reconozco que en manos de una persona que no tiene el hábito de leer puede convertirse en un proyectil de lo más certero. Sobra decir que la diana de este sería yo y que mi cabeza da 100 puntos.
Así pues, recomiendo este libro quien le guste la fantasía y la mitología en estado puro. Tanto a hombres como a mujeres (Aún así, si lo comparamos con La Odisea, La Ilíada es mucho más masculina). Pues, pese a que se trata de una contienda, hay cierto aire burlesco. También la recomiendo a quien esté harto de leer textos sin sinónimos y cuya riqueza lingüística brille por su ausencia.

¿Habéis leído esta obra?
¿Os gusta la mitología y la fantasía en general?
¿Es importante la manera de escribir del autor a la hora de elegir un libro?


*Tirma: Marca canaria de chocolatinas.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Belver Yin

Dicen que existe una unión muy peculiar entre hermanos, en especial entre gemelos o mellizos. Pues, aunque el trato fraterno en ocasiones tenga mucha similitud con las torturas de Guantánamo, hay motes o insultos que solo puedes usar tu hermano y nadie más. Puede que expreses lo contrario pero en el fondo no soportarías que le pasase algo malo. ¿O quizás sí?
Existe un vínculo similar entre nosotros y nuestos padres cuando nacemos. Este lazo va desvaneciendose a medida qu nos defraudamos los unos con los otros. Simples detalles que lo cambian todo. Lo mismo sucede con la familia que nosotros mismos elegimos.

La desilusión con los más allegados sucede en especial cuando esperamos algo de ellos. Esto nos pasa por tener unas ideas preconcebidas de cómo debe comportarse una persona de una edad y una condición social determinada. Así pues, un tatuaje, un pendiente, una profesión, una pareja, una manera de vestir, una religión o una orientación sexual determinada puede hacer haya una ruptura que corte la unión inicial. Pero como nos indican en Guía del autoestopista galáctico de Douglas Adams : "La familia siempre es algo veronzoso". Y solo los que nos importan pueden defraudarnos.

Algo parecido ocurre en Belver Yin. Escrita en España después de la muerte de Franco y ambientada en la Asia conservadora esta novela lo tiene todo: Incesto, fraticidios, suicidios, incestos, violacions, castas, sectas, honor, droga, filosofía zen, homofobia y racismo. Todo ellos conectado con una sensualidad y un erotismo que envuelven esta obra de principio a fin. No se trata de una obra explícita ni romántica. Hay cierto coqueteo implícito, pero nos encontramos más bien ante un escrito metafísico que a simple vista nos muestra la combinación perfecta entre ambientes turbios y preciosas vistas.
La descripción de las prendas y de la suavidad del viento hace que suba la temperatura sin necesidad de conductas lascivas y de obcenidades.
La pasión latente entre los protagonistas me recuerda una pizca (muy de lejos, como un eco desvanecido) a la que había entre los personajes de Narciso y Goldmundo o de Sidhartha, ambas obras del gran Hermann Hesse. Se trata de un libro con una narración cuidada y plagado de metáforas. Antes bien, si estas no se entienden, las palabras pueden carecer de significado y la obra entera podría ser calificada como "un amasijo de ideas inconexas esparcidas entre diversas páginas", de las que solo se puede vislumbrar una historia entre dos hermanos en un trasfondo algo nebuloso.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Lectura conjunta

Recuerdo que cuando iba al instituto nos obligaban a leer un libro cada trimestre y no hacerlo equivalía a suspender automáticamente la asignatura. Normalmente el primer trimestre tocaba algo fácil y entretenido tipo Manolito on the road, el segundo algo más "histórico" como Cuando Hitler robó el conejo rosa y en la última evaluación siempre había algo trascendental de andar por casa, una historia de algún adolescente con problemas de drogas, un embarazo no deseado o un desorden alimenticio.


Había gente que solo se leía esos tres libros al año, quizás solo los dos últimos. Algunos no conseguían siquiera eso y ya en la universidad presumen de ello. ¿Para qué estaban los resúmenes en internet?
Personalmente nunca me costó leer en mi propia lengua. Cierto es que el hecho de que fuesen lecturas a la fuerza las hacía menos atractivas y mi espíritu adolescente luchaba contra ellas. Pero, de no haber existido, hubiese descubierto Como agua para chocolate demasiado tarde. O nisiquiera tendría constancia de una novela tan bonita.
Hoy en día nadie nos obliga a leer. Pero podemos imponernos las lecturas nosotros mismos, incluso con testigos. Sí, sí, lo que oyen. Ahora están de moda las lecturas conjuntas.
Se trata de leer en grupo un libro determinado y luego cada uno hace una reseña en su blog. Todo con unos plazos de lectura y publicación determinados (Nada nuevo para algunos de vosotros). A mi me parece una idea genial. De hecho me he apuntado a este .

Se trata de la obra Muerte sin resurrección de Roberto Martínez Guzmán. Me llamó mucho la atención ver que la novela está disponible tanto en español como en gallego (y hace un par de días me planteara estudiar esta lengua). Además, en el blog pueden leer primeros capítulos para saber si les gusta la descripción tanto como a mi.
Lo descubrí aquí, en el blog: "Libros que hay que leer" que seguro que muchos ya conocen y en que también hay otras lecturas conjuntas muy interesantes.
Les animo a que se pasen por los blogs a descubrir nuevos libros y a hacer lecturas conjuntas.